En general, las oraciones se caracterizan por:
•
Se
trata de una estructura lineal, jerarquizada, compuesta por un número finito de
palabras.
•
Según
la gramática tradicional, se compone normalmente de un sujeto (quien realiza o
sobre quien recae la acción) y un predicado (la acción realizada y su
contexto). Sin embargo, es posible que en algunos casos el sujeto no esté
explicitado.
•
En
la mayoría de los sistemas de escritura, se la reconoce usualmente por comenzar
con una letra mayúscula y culminar con un punto, rasgos que denotan que es una
unidad de sentido cerrada en sí misma.
Partes de la oración
Se
diferencian en sus respectivas categorías gramaticales (o tipos de palabras):
·
Sustantivos. Son las palabras empleadas
para nombrar el mundo, ya que poseen sustancia (de allí su nombre). Pueden
ser propios (o
sea, nombres, como “Juan” o “Francia”) o comunes (términos más
generales, como “muchacho” o “piedra”).
·
Adjetivos. Palabras que acompañan a los
sustantivos y nos indican algunos de sus rasgos de sentido, ampliando o
acotando su significado. Pueden ser adjetivos que aportan un sentido específico
(calificativos),
como “feo” o “azul”; o un sentido de pertenencia (posesivos), como “suyo” o
“nuestra”; o que expresen una relación (relacionales), como “internacional” o
“político”; o que simplemente aclaren a quién nos referimos (demostrativo),
como “ese” o “aquella”, entre otros.
·
Artículos. Otro tipo de acompañantes del
sustantivo, que también nos aclaran información respecto a él, pero en términos
mucho más simples y de importancia gramatical: género, número y determinación.
Así, los artículos en español son nueve:
o Los artículos determinados. Se usan cuando el sustantivo
es conocido o específico, y son: el (masculino, singular), la (femenino,
singular), lo (neutro, singular), los (masculino, plural) y las (femenino,
plural).
o Los artículos indeterminados. Se usan cuando el sustantivo
es desconocido o inespecífico, y son: un (masculino, singular), una (femenino,
singular), unos (masculino, plural) y unas (femenino, plural).
·
Pronombres. Son comodines gramaticales
que sustituyen a los sustantivos y nos permiten no tener que repetirlos
constantemente, haciendo el lenguaje más eficaz. Pueden ser de distinto tipo:
personales (“yo”, “tú”, “nosotros”, etc.), demostrativos (“ése”, “aquellos”,
“ésta”, etc.), posesivos (“mío”, “tuyo”, “suyo”, etc.), entre otras categorías
posibles.
·
Verbos. Palabras que expresan y describen
las acciones, y que siempre van conjugados en las oraciones, o sea, van en
concordancia de persona y número con el sujeto. Además, expresan un tiempo y un
modo en que ocurre la acción, de manera tal que sepamos por su estructura de
qué exactamente estamos hablando. Son ejemplos de verbo “hablar”, “caminaría”,
“nadaremos”, “asumirá” o “fuese”.
·
Adverbios. Son palabras modificadoras de
los verbos (o de otros adverbios u adjetivos), cuyo rol es modular o
caracterizar el modo en que ocurren las acciones de la oración. Son ejemplos de
adverbios: “muy”, “bien”, “jamás” o “lentamente”.
· Conjunciones. Palabras que tienen un sentido gramatical únicamente, y que sirven para juntar otras palabras o incluso oraciones, tendiendo un puente lógico entre ellas. Por ejemplo: “y”, “o”, “pero”, “sino”.
·
Preposiciones. Palabras dotadas de un
sentido relacional, es decir, que no poseen en sí mismas un significado, sino
que expresan una relación entre otras palabras, que puede ser más o menos
específica. Son ejemplo de preposiciones: “de”, “para”, “sobre”, “contra”,
“por”, etc.
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