Pero claro, esto no pararía allí. Y viendo la utilidad para el ciudadano, empezó en 1839 su primer cambio importante. Es gracias al herrero Kirkpatrick Macmillan cuando se incorporaron ruedas y pedales. A pesar del avance que logró el escocés, en esta oportunidad no hubo cadenas para ayudar con la propulsión.
Años más tarde, específicamente en 1861, el francés Pierre Michaux hizo historia. A fin de perfeccionar la máquina inventada Kard Drais y mejorada por Kirkpatrick Macmillan, incorporó los pedales justo en la rueda delantera. Sin embargo, no resultó tan exitoso como esperaba porque de esa manera era difícil mantener el equilibrio.
Para 1879 el inglés James Starley decidió que la rueda delantera sería un poco más grande que la trasera. De esta manera, creía haber resuelto el problema de la falta de equilibrio y, en parte, lo consiguió.
El boom de la bicicleta moderna
La bicicleta moderna aparece en el mercado en 1885. El modelo es similar a lo que conocemos actualmente. Incluye frenos, llantas con cámara de aire y una cadena con conexión a la rueda trasera. Pero su diseño garantizaba mucho más comodidad al ciclista, ya que le permitía adoptar una postura menos rígida y más natural.
El tamaño también resultó ser una gran ventaja. Era mucho más pequeña, por lo que si caías al suelo, el golpe era más suave y menos doloroso. ¿El inventor? John Kemp Starley.
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